Carlos de Tomás hacía tres años que no publicaba poesía.
Dementia Inmaculata es la culminación de un proyecto de "poesía ficción" que arrancaba en 2008, después de que terminara su antología personal dos años antes (En la soledad del escriba). Este libro complementa al anterior poemario
Viaje Astral.
En palabras de Juan Luis Vera, escritor amigo del poeta y quien ha escrito el prólogo, define el texto como sigue:
"En
Dementia Inmaculata, Carlos de Tomás nos acerca al tipo de locura más extendido de nuestro tiempo, la locura que nos protege de un mundo enfermo... Porque loco siempre ha sido aquél cuyo estado psíquico le impide o dificulta llevar una vida normal o, lo que viene a ser lo mismo, el que se sale de la norma.
Con un estilo mordaz y directo a la yugular, el autor construye en este poemario una historia donde la locura se nos presenta como un camino de baldosas amarillas no apto para quien tenga miedo de quedarse castigado sin merienda. Una ruta reservada a los que se saben en un mundo enfermo porque le han obligado a enfermar, porque la opresión es dictatorial y reduce la mente a una parcela odiosa y minúscula, donde mora lo que está bien visto. Ya se sabe: es lo que debemos hacer, no hay alternativas... o eso nos quieren hacer creer. Cualquier alternativa cuerda es entendida como locura dentro de un rebaño de ovejas mansas. Y eso no conviene.
La obra se enmarca bajo la lucidez de la poesía de ficción, donde la poesía no se limita a verter sentimientos, sino que nos puede contar historias donde la crítica social y la ironía están muy presentes, pero también las emociones más profundas. Quizá sea esta poesía la que mejor entronque con el mundo en que vivimos. Como narración que es (que no prosa), la obra se divide en cuatro partes bien diferenciadas, a modo de capítulos. En cada uno de ellos, se nos van presentando unos personajes prestos a desgranar los entresijos de un mundo insano, y a vivir felices en su demencia. Gente que ha ido más allá del último bar. Gente loca, qué duda cabe. Marginados, desterrados, perseguidos pero libres, cercanos como nadie a la auténtica cordura".
Disfrutemos de un poema de la última parte del libro, dedicado a su amigo David Benedicte:
De la poética, ya loco
Estos cinco poemas a David Benedicte
por la gracia de Merlín.
Amigo y Poeta mayúsculo.
1
Hay locuras que son mentira,
Envenenamiento, borrachera,
Fingimiento, abducción,
Trance místico, penar
Y mal de amores, entre otras
Halitosis que expelen almas
Cuarteadas, llagadas
Y acaso malditas
De pus incontinente.
Pero la locura exuda perfume,
La quintaesencia que favorece
La sonrisa del que mira,
Con la cara lavada y limpia,
Al loco verdadero.
2
Una deuda con el poeta
Impagable transmisión de sabia
Que al árbol de las palabras
Enristradas y cantarinas
Vitalizará para fabricar hojas
Y ramas, unas tiernas otras…
Con la dureza que la vida obliga
A nacer vigas por varas,
Pero todas almas encadenadas
Al primer poeta que a la memoria
De otro poeta llegó a descansar.
3
Ser escriba, para que no se amustie
La tronca que me ha tocado en suerte,
Que si muere me iré dos veces
Una con la dentellada del silencio
Y otra con el envite a la vacuidad.
Escriba creía, por fotógrafo del alma
Pero es por eyaculador del hormiguillo
Que da la vida a las hojas cuajadas
De letras negras sobre cuarterones
De pantallas de azúcar cristalino,
Como cabeza plana y chupadora
De mi pecho cerebral que amamanta
El bucle eterno del nacimiento
Del verbo fino, del poema terminado
En la computadora necesaria.
4
Ya recapacitado el axioma
Sin respuesta plausible y verdadera,
Emerge un pensamiento:
Pariendo versos la deuda se paga
Con Juan Ramón, con los Luises, con Pablo,
Con César, con Rubén, con Aníbal,
Con Antonio, con Vicente, con Guillermo,
con…
Y con Juan de la Cruz,
El más grande entre los grandes.
Gracias por el préstamo,
Espero que el reembolso,
Con los intereses, esté a la altura.
5
Me fui quedando ciego
Del fulgor de los folios blancos,
Noches enteras delante de ellos
Sin poder atemperar el brillo,
Sin palabras que amansaran la fiera
Chupadora de las ubres neurales
De los poetas y escribanos.
Oh cuando el silencio se apodera
De la pluma, de la suave y cantora tecla,
Entonces fui perdiendo la vista
Y ganando el oído necesario
Para escribir de adentro,
De un lugar que abría oscuro
Y más tarde se encendía como la aurora
Para ver la vida desde allí
Límpida, olorosa, veraz, real,
Como monstruo fotogénico.
Es cortesía de Editorial Amarante.
Copyright Carlos de Tomás y Editorial Amarante, 2014.
Prohibida la reproducción sin consentimiento de los titulares de los derechos de autor.
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Para adquirir el libro o consultar la ficha de Editorial Amarante:
http://editorialamarante.es/libros/poesia/dementia-inmaculata
Saldrá dentro de unos días en versión impresa.